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Publicación sobre Conservatorio con Patricio Meller


11.10.2019

En Frutillar, el Colegio Kopernikus trabaja incentivando la imaginación, en un ambiente abierto y colaborativo para desarrollar individuos autónomos de pensamiento crítico.


Enseñar a los niños y jóvenes a tener criterio propio, que desarrollen creatividad, para construir su capacidad de innovación, es el formato de educación ideal y uno de los aspectos que permitiría a Chile “dar el salto a ser un país desarrollado”. Esta aseveración la hace Patricio Meller, ingeniero civil, economista, investigador, profesor y autor de libros y escritos sobre innovación pedagógica.

Es en su última obra “Claves para la educación del futuro: creatividad y pensamiento crítico” (2018) hace un análisis de cuáles son las fallas en el sistema educativo y cómo se podrían solucionar.

“La capacidad de innovar está en la creatividad y esto no se puede adquirir en un supermercado, sino que es algo que hay que enseñar desde que los estudiantes son chicos, perseverar en ello y practicarlo permanentemente”, refirió al término de un conversatorio al que fue invitado por autoridades del Colegio Kopernikus, en Frutillar.

Para el experto, hay tres aspectos que impiden que los alumnos logren un desempeño satisfactorio y egresen de las universidades con las herramientas necesarias para competir en un campo laboral cada vez más exigente y competitivo. Estos elementos son el curriculum, la metodología de la enseñanza y la evaluación.

Meller considera que los docentes y autoridades educativas deben cuestionarse sobre qué clase de contenido se enseña, para qué, cómo; y si será de utilidad para el estudiante.

“La educación chilena es mala, tanto la pública, como la privada y hay sistemas de estándares de calidad que lo demuestran. Sobre eso hay que actuar, dejar de utilizar o modificar elementos como la Prueba de Selección Universitaria (PSU)”, acotó.

Como sugerencias, el especialista propone “dejar de ver a las escuelas como trampolines a la universidad”; preparar a los niños y jóvenes para resolver problemas desconocidos ante un mundo cambiante; incluir los ensayos y métodos alternativos en la enseñanza; formular preguntas abiertas con soluciones diferentes en las evaluaciones y preparar mejor a los profesores, inculcándoles también la creatividad”.

“Necesitamos colegios como el Kopernikus, que se han dado cuenta que esto parte desde la base, para que estos chicos hagan la diferencia como profesionales”, precisó.

La referencia que hizo Patricio Meller y que, según su juicio, debe ser copiada y divulgada, es al Colegio Kopernikus, ubicado en Frutillar, cuyos directivos incorporaron la creatividad como herramienta principal y fundamental en su pedagogía. Entre sus métodos se cuentan trabajar la imaginación, lo inquisitivo, la colaboración, disciplina y perseverancia, reforzando el respeto y la integración.

La directora del recinto, Trinidad Aguilar, explicó que el cambio en la educación tiene que ver con arriesgarse, que el Estado “propone un marco, pero cada escuela tiene autonomía para tomar decisiones. Hay que atreverse modificando las formas de cómo llevar el aprendizaje a los niños”.


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